jueves, abril 04, 2013

¡Mientras no me enfade todo está bien!


- "¿Dónde andas?"- Dijo el señor.
- "En el parque, me salí de la casa en lo que la muchacha la asea, ¡ya sabes que se pone a hablarme cuándo no quiero escucharla, ni verla, ni platicar con ella!... ¡Sencillamente me enfada! -, respondió la esposa.
- "Sólo dile que no lo haga."
- "No lo entiende, ¡si tan solo hubiera una app para bloquearla!"

¿¡Una app para bloquearla!? Bueno aquí hay cosas dignas de analizar. Este suceso de "no quiero escuchar, ni ver, ni platicar"  es un común denominador en el comportamiento de los consumidores. Muchos de ellos, o nosotros, mejor dicho, estamos tan atentos a los aspectos cotidianos que requieren nuestra atención que no queremos ser distraídos. Pareciera que muchos mercadólogos no entendemos este principio; de hecho me recuerda que cuando yo era muy joven uno de los gurús de la mercadotecnia, el Sr. Arturo Olivé, me decía que uno de los requisitos de la mercadotecnia era que la marca tenía que irrumpir en la vida del consumidor para hacerse conocer. Seguro en aquel entonces esa teoría era aplicable al 100% y el consumidor recibía de buena gana la visita inesperada de las marcas, pero, conforme ha pasado el tiempo, el número de productos y espacios por los que las marcas quieren hacerse ver es tan numeroso que hemos llegado a atosigarnos de tanta información; hasta enfadarnos de ella.

A diferencia de aquel entonces hoy buscamos espacios en donde estemos libres de esas "visitas inesperadas y enfadosas", por eso hemos cambiado la radio por el Ipod, la TV por un sistema de video en linea sin interrupciones comerciales, los anuncios exteriores por los juegos en los dispositivos (que distraen nuestra atención cuando viajamos en transporte público). Lo que queremos es que no nos interrumpan, pero, a pesar de todo ¿quién no extraña, por raro que parezca, la presencia de las marcas?

El ejemplo que ponía al inicio podría tener una segunda parte, aquella en la que la señora de la casa omite decir que hay ocasiones en las que está tan embotada de los problemas del día que necesita ser escuchada y toma a su muchacha de limpieza cómo confidente, ¡hasta consejos le pide!

Es decir, solo hablará con la muchacha cuando ella quiera y se lo permita. ¿Ocurre eso actualmente en la mercadotecnia? ¡Claro! Con los nuevos modelos de comunicación digital es completamente posible. Bien lo dijo la señora "una app para bloquearla". Es así cómo funciona la presencia de marca de la nueva era, aquella en la que la mercadotecnia tiene que asumir un papel en el que "no hablará" sino hasta que el consumidor (señora de la casa) le dé permiso. Lo importante es volverse "atractivo" para que ese permiso sea concedido y tener la capacidad de aceptar que sólo estaremos presentes hasta que nuestra audiencia nos los lo permita. Como marca hay que volvernos atractivos, necesarios, tener la capacidad de convencer sutilmente la importancia de nuestra presencia ¿Es un gran reto? ¡Sí pero nunca será imposible!

Les dejo otra parte del relato para que lo mediten. Esto sucede cuando la señora regresa a su casa:

-"Señora quería contarle algo, fíjese que...."
-"¡Un momento Alicia! Quiero que sepas que no tengo en estos momentos disposición para escucharte. No me dirijas la palabra hasta que yo te lo permita"- Replicó la señora.
- "Esta bien señora, (....) Yo sólo le iba a contar a qué hombre metió la vecina del 302 a su departamento"
- "¡Alicia! ¿¡Por qué no empezaste por decirme qué es algo su-ma-men-te importante!? ¡A ver, cuénta niña! ¡cuenta! ¡crees que tengo tú tiempo!"

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